7.19.2006

Secretos de Dios I


El hombre cayó postrado, un virus sin nombre lo inmovilizó. Yace en cama, boca arriba, con los ojos abiertos para siempre y un aparato que deja caer dos gotitas cada minuto para lubricar su retina. Cuando chico su madre no se cansaba de repetirle “Cuidado, no importa lo que hagas ni dónde te escondas, Dios te estará mirando siempre”. Creyente como el que más, desde entonces vivió cada día la sensación de estar con libertad vigilada. No hubo fiestas ni polvos a oscuras, ni masturbaciones, ni cagar si quiera con la puerta cerrada.
Una mosca camina y acicala las patas sobre sus labios buscando restos de caldo de cabellos de ángel. Un movimiento muscular involuntario la ahuyenta dando como resultado una mueca socarrona que quiso aprovechar pensando “Cuidado, porque el que te está mirando siempre ahora soy yo”. Acto seguido, una ligera brisa movió el aparato y ahora las gotitas comenzaron a caer dentro de su nariz.

No hay comentarios.: